A pique de morirte, cuando se cierre la puerta de tu vida
y se abra la puerta de la muerte, dime;
si alguna vez te hiciste la pregunta,
de, para qué viniste.
Ya tuviste un hijo,
hasta plantaste un árbol
y publicaste un libro,
para leyenda de los tuyos.
Espero solo de tus labios, la respuesta.
¿Te hiciste, acaso, la pregunta
de para qué viniste?